jueves, 20 de septiembre de 2007

El Testimonio Personal

A través de las diversas etapas de la historia de la humanidad, grandes hombres y mujeres han dado testimonio de que Dios vive y que revela Su palabra a sus hijos. Adán, Eva, Saríah, Nefi, Juan el Revelador, el apóstol Pablo, José Smith, nuestro profeta viviente y otras personas han dado testimonio de las revelaciones de Dios al género humano.
Después de oír a una Autoridad General dar testimono de Jesucristo en una sesión de una conferencia general, una persona que no era miembro de la Iglesia dijo a otra: "¿Sabes? daría todo lo que poseo por saber si lo que ese orador dijo es verdad".

Talvez muchos de nosotros tengamos ese mismo deseo de saber sin ninguna duda que Dios vive. El primer paso que hay que dar para adquirir un testimonio personal es el deseo de tenerlo.

(1 Nefi 15:11) Nefi les recordó a sus rebeldes hermanos el siguiente principio para obtener un testimonio. "El Señor declaró: Si no endurecéis vuestros corazones, y me pedís con fe, creyendo que recibiréis, guardando diligentemente mis mandameintos, de seguro os serán manifestadas estas cosas."

Repasando los pasos que Nefi describió:
Primero: NO ENDURECER NUESTRO CORAZÓN. Debemos tener el deseo intenso de llegar a saber. Así como Alma nos dice en Alma 12:10. "al que no endurece su corazón le es dado...a conocer los misterios de Dios"

Segundo: PEDIR CON FE. Debemos pedir con fe, creyendo que recibiremos, nuestro amoroso Padre Celestial siempre escucha nuestras oraciones.

Tercero: GUARDAR LOS MANDAMIENTOS. Las palabras de la Biblia como el Libro de Mormón señalan las bendiciones que podemos obtener si guardamos los mandamientos.

Pero todavía hay una ayuda más importante que nos puede dar una confirmación y seguridad absolutas, y tenemos derecho a ella si vivimos dignos de recibir la compaía del Espíritu Santo. (Moroni 10:5) Recordemos la promesa de Moroni: "Y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas". El Espíritu Santo tienen el poder de dar luz y entendimiento a nuestra vida, pero debemos pagar el precio (ser dignos) para buscar y ganar su compañía.


EL TESTIMONIO SE DEBE NUTRIR
Para mantener un firme testimonio, ya sea que lo hayamos adquirido hace varios años, o que seamos conversos nuevos en la Iglesia, debemos nutrirlo constantemente. El presidente Harold B. Lee aconsejó: "El testimonio no es algo que poseéis hoy y que tendréis siempre. El testimonio es frágil y tan difícil de conservar como lo es un rayo de luna; es algo que debéis recobrar cada día de vuestra vida".

Al ir creciendo nuestro testimonio, también irán en aumento nuestro entendimiento del evangelio y nuestra comprensión de la naturaleza y la gloria de Dios.

Si tenemos el fuerte deseo de adquirir un testimonio y nos esforzamos día a día por conservarlo, el Señor nos bendecirá con un conocimiento creciente de El y de su Hijo y tendremos la fortaleza que nos haga falta para resistir los obstáculos que nos salgan al paso de la vida.

Testifico que Jesucristo vive, esta es su obra, que el Evangelio Restaurado de Jesucristo es verdadero, que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es Su Iglesia sobre la tierra en la actualidad. Sé que José Smith es un profeta de Dios y que Gordón B. Hinckley es su sucesor, el profeta y presidente de la Iglesia en la actualidad.

Y comparto mi testimonio con ustedes en el nombre de Jesucristo. Amén.

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